lunes, noviembre 20, 2006
20 de noviembre, cerca del mediodia...
"... casi a mediodia, seis hombres nos internábamos en el Cementerio del Oeste, llevando a pulso un ataúd de modesta factura (cuatro tablitas frágiles) cuya levedad era tanta, que nos parecía llevar en su interior, no la vencida carne de un hombre muerto, sino la materia sutil de un poema concluido...La primavera reía sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros, ardía en los retoños vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca de la muerte. Y no habia lágrima en nuestros ojos ni pesadumbre en nuestros corazones; porque dentro de aquel ataúd sencillo (cuatro tablitas frágiles) nos parecia llevar, no la pesa carne de un hombre muerto, sino la materia leve de un poema concluido. Llegamos a la fosa recién abierta: el ataúd fue bajado hasta el fondo. Redoblaron primero sobre la caja de los terrones amigos, y a continuacion las paladas brutales de los sepultureros..."
L.M
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